A veces, alguna lágrima quiere escaparse de su escondite, a veces, solo a veces, se me antoja perder la compostura y festejar con los Novios, porque son eso Novios, de los que están porque quieren, cómo quieren y, sobre todo, porque se quieren.
A veces, hasta el cielo se viste bonito cuando llega la hora de unirlos, porque ese mismo cielo entiende que el amor bien vale una tregua, bien se merece un claro para iluminar el camino nuevo, para estrenar los zapatos y repetir los besos.
A veces, la realidad supera a lo imaginado, y el final es bueno y amable. Un mismo final que es en realidad un principio o un punto y seguido, seguido porque siguen y quieren seguir, el uno al lado del otro, sin más, sin condiciones, sin tonterías, con el alma transparente y el carmín emborronado.
Para bailar, si bailar, al son de músicas que solo ellos escuchan, la misma melodía, sobran las palabras, el cuerpo se deja mecer y se abandona a la confianza que da el amor cuando es bueno, cuando es limpio y sincero.
A veces, una simple historia, así de pequeña, es así de grande, no lo digo yo, lo dicen sus ojos, lo cuentan sus gestos. Como la mira, como lo besa.
A veces se termina encontrando lo que se buscaba, lo que se necesitaba, para dormir menos y vivir más, para respirar despacito, sin prisa y sin miedo, para gastar el tiempo entre momentos, y no dejarlo pasar vacío, para contar juntos los días desde aquel anillo, ahora tuyo, ahora mío.
Si, a veces, el amor llega para quedarse, y qué maravilla poder verlo, aunque sea un momento. Bea y Pedro, para siempre, mis mejores deseos..
(Estas preciosas imágenes son obra de Bokêh Fotografía)
que bonito escribes!!!!!!…me ha encantado el post!!!besos ruliña
Mil gracias Ale!
El mérito es de los Novios, suya es la historia, yo solo pongo carmines y letras.