Es verdad que no os cuento demasiado acerca de mi faceta como formadora. Pero lo cierto es que me hacéis muchas preguntas al respecto, así que vamos con ello. Además tengo el placer de «usar» fotografías tomadas en la última formación que impartí en el Centro de Peluquería y Estética Pórtico de A Coruña dónde, sinceramente, me siento como en casa, porque ya son varios años, no me tratan bien, cuidan de mi, y, por encima de todo, le dan a la formación constante la importancia que merece. Así que, antes de nada, gracias chicas por ser tan especiales. Y no nos olvidemos del artista autor de estas imágenes tan limpias que muestran de manera honesta y sin artificios lo que sucede en estos cursos, él es Santiago Ramos (gracias!).
Todo comienza con las ganas, si con las ganas. Porque a la vida hay que ponerle ganas aunque en ocasiones la pereza amenace con ganar la partida. Porque toda profesión terminará por oxidarse en una esquina al lado de ilusiones ya sin vida. Porque para poder crear hay que disponer de herramientas que le den a la mano y a la imaginación rienda suelta. Si, ganas por aprender, como el primer día. Siendo honesta he de decir (aprovecho para hacer un tirón de orejas así, a distancia y despacito) que en muchas ocasiones, en muchos viajes, termino impartiendo un curso sabiendo que no servirá de casi nada, porque esas ganas se marcharon hace tiempo. Se nota, en pocos minutos se nota. Como también se percibe la energía contraria, la movida por el ansia de crecer con el objetivo de ofrecer un servicio de calidad al cliente y de disfrutar trabajando. Esa energía habita en lugares como Peluquería Pórtico y, para mi es un gustazo sentir la ilusión con la que me reciben y escuchan. Porque, a pesar de que el maquillaje es una disciplina claramente artística, posee una parte, pequeña a mi juicio pero vital, que es teórica y hay que conocerla. Y, ellas, lejos de perderse, me cocían a preguntas. ¡Qué bueno es eso!
Llega la hora de poner en práctica lo aprendido. Hablamos de Maquillaje Social y hablamos de cómo entiendo yo el Maquillaje Social. Para mí no es un disfraz, no es una careta, no me gusta modificar ángulos, cambiar rasgos. Adoro despertar la belleza que todo rostro lleva dibujada y que los parámetros sociales se han encargado de esconder. Adoro conseguir que una mujer se mire al espejo con la frente alta y la sonrisa puesta. Porque para mi ese es el verdadero valor del maquillaje. Lejos de tratarse de algo superficial, lo veo como un alimento para darle de comer a la autoestima y conseguir sentirse mejor dentro la propia piel. Y eso es lo que enseño, al menos lo intento. Pieles perfeccionadas pero transparentes. Rasgos destacados pero auténticos. Belleza natural, belleza real.
Cada curso que imparto lo hago desde el corazón y con todo mi empeño. Tanto si se trata de Centros de Peluquería, de Estética, Farmacias. Personal ya profesional que quiere reciclarse o ponerse al día en técnicas y tendencias. Como en las formaciones particulares que imparto de manera muy personalizada. En mi centro de operaciones que es Coruña o en cualquier otra provincia o lugar. La finalidad es la misma, transmitir el amor que siento por mi profesión y el respeto que toda mujer merece. Colocar el servicio de maquillaje y cuidado de la piel al nivel que tienen que estar, porque nuestro rostro es lo primero que vemos cada mañana y nos acompaña siempre. Tenemos que enamorarnos de esa imagen y, por descontado, conseguir que cada mujer sienta ese amor por si misma.
(Gracias «chicas Pórtico», miles, siempre).
PD: Las fotografías de maquillajes terminados que veis aquí son obra de las alumnas, en un solo día de formación. Lo dicho, cuestión de ganas e ilusión.
