Bienvenidos a la tierra de los sueños. Un lugar en el que la realidad es dibujada por aquellos que la viven, a su manera, con sus normas, sus colores y sabores. Bienvenidos a la tierra en la que nace el amor.
Un amor fuerte que no se tumba ante nada ni ante nadie, un amor grande capaz de crecer frente a las adversidades. Bienvenidos a la vida. Porque, por si no lo sabíais, la vida se alimenta de eso y de nada más, del amor bueno. Sin él, estamos irremediablemente perdidos. Y ese amor quiere cercanía, quiere abrazos, quiere besos, quiere estar y quedarse, quiere hacerse un hueco en el alma y construir en ella su casa. Y esta es la casa de ellos, de Teté y Yago, en la que habitan sus dos corazones, buenos, valientes y sinceros.
Llegó el día de permitirle a las alegrías perderse entre bosques cómplices, que saben esconder secretos y hundir tacones, que saben jugar con el pelo y alborotar la risa. Verdes bosques gallegos vestidos de gala para el gran día. Mientras gentes queridas aparecían, los novios vestían sus ganas de telas recién estrenadas. Ella se dejaba peinar y pintar la ilusión tanto tiempo contenida, él aguantaba las ganas de robarle un beso a hurtadillas. Una Boda, una vida, un día. Su vida en un día.
La tierra se convirtió en alfombra mágica, el aire en cómplice de confidencias, cada rincón guardaba una sorpresa, cada flor parecía nacida en ese mismo lugar. Todo cobraba sentido, como los acompasados latidos de un corazón risueño. Manos atareadas se encargaban de colocar cada pequeño detalle en su gran lugar. Sin prisa y sin pausa, el escenario estaba preparado. El ramo de la Novia llegaba. La hora estaba próxima…
“… Esto es para siempre. Es lo que siempre he querido, porque no puedo querer nada más. Mi mundo eres tú. Imagino una mañana cualquiera, te despiertas despeinada, no quiero que te peines, me gusta tu risa alborotada. Imagino el olor del café y de la calma, no hay que trabajar, podemos dejar el mundo en pausa, podemos estar, los dos. Miro el reloj por miedo a que me engañe y empiece a robarme minutos, pero es justo lo contrario lo que pasa, tienes el poder de detener el tiempo.
Detienes el tiempo y matas mis miedos. Si, a veces los tengo, aunque finja ser valiente, lo hago por ti, porque por ti lo haría todo. Todavía es por la mañana, tal vez un paseo o tal vez el sofá nos enrede de nuevo. El lugar no importa, mientras tenga tu mano sobre mi pecho. A veces imagino y siento, una felicidad tan grande que tiemblo, porque ser tan feliz puede dar miedo.
No puedo explicarlo mejor, supongo que basta con decir te quiero. Aunque sea tan pequeño ese discurso para todo lo que siento. Por eso el anillo, por eso el juramento, porque quiero que sigas deteniendo el tiempo. Para que nada ni nadie nos diga como tenemos que querernos.
Quiero un mundo nuestro, siempre nuestro. Quiero la luz de tu sonrisa, quiero el brillo de tu piel, quiero tus pies descalzos, quiero un baile juntos, quiero vivir abrazados. Quiero eso y quiero más, quererte tanto y después un poco más. Porque la vida es nuestra, nadie nos la puede quitar. Quédate a mi lado amor mío, para que pueda ver de cerca toda tu felicidad.”
Eva Villamar – Maquilladora que escribe
Bonita mía, aquí decir gracias es ridículo, te diría tanto, más de lo que ya hablamos, y te debo muchos abrazos. Me quedo con tu alegría incombustible, con tu confianza, con tu bondad, incluso en momentos complicados, con tu fortaleza, con esos rasgos de muñeca, esa transparencia en la mirada, esa verdad que te acompaña. Me quedo contigo, si me das permiso.
Cuidamos de ellos:
- Míos, maquillaje, peinado (y texto): Eva Villamar
- Fotografía maravillosa: Bang Bang You
- Decoración de ensueño: Wonatti Wedding Design
- Flores y ramo de cuento: Ai! Carmiña
- Vestido para ella: Rosa Clará
- Música y alegría: Ayman Prosound
- Comida de la buena: Boketé Catering & Wedding
- Lugar mágico: Pazo de Sergude