Irene, la belleza de la Felicidad
Hay ocasiones en las que además de conocer a la Novia, una de mis queridas Novias, tengo la oportunidad de conocerlo a él, el Novio. Esa otra parte de estas deliciosas ecuaciones que funcionan, en realidad, por arte de magia. Y este es uno de esos casos, en los que puedo observar cómo él la mira y entenderlo todo, porque no hay nada más que decir. Entiendo la ilusión de ella y el brillo de su mirada, su risa serena y sus ganas de empezar. He pensado mucho en lo que significa el matrimonio, he escuchado muchas veces que no cambia nada, que no hay diferencia alguna. He de confesar que discrepo…
«Darle forma a un compromiso, elegir, de entre todas las personas del mundo a una sola. Elegirte. Porque si, porque te quiero a ti, porque me quedo contigo. Me quedo con las risas y las lágrimas, con esa parte que todos conocen y con tu lado más remoto del alma, me quedo con las noches y con las mañanas, me quedo con tus silencios mientras escucho tus palabras. Porque me entiendes sin que me explique, porque leo la intención en tu mirada.
Y me quedo, y me quedaré. Veré pasar el tiempo sobre tu piel y amaré cada pliegue que la vida quiera formar, porque esa piel es también la mía. Veremos pasar el tiempo, cumpliremos sueños, alcanzaremos metas y si perdemos, nos cogeremos fuerte de la mano para comenzar de nuevo. Es sencillo, he decidido casarme contigo, con tu tesón y tu alegría, con tu éxito y también con tu caída.
Respetarte. Respetarnos. Confiar. Sin necesidad de palabras, porque no necesito saber más, me llega con conocer de ti lo que me quieras contar. Tu vida ha sido tuya, y así ha de continuar, yo me incorporo al baile para dejarme llevar, crearemos una melodía que nadie más sabrá escuchar, que merecerá nuestra vida para llevarnos cada día a nuestro lugar, ese lugar en el mundo en el que nos sentimos verdad.
Y en el silencio de la penumbra veremos nuestra vida pasar, amable y serena, porque en realidad nada es tan complicado. Mientras, fuera, lejos de nuestro pequeño reino, el mundo corre y tiene prisa, pero yo detengo el reloj en la espesura de tu cabello, para volver a descubrir tu sonrisa, con ese tintinear ligero que parece brisa de verano, que me llena de alegría. Este mundo es infinitamente generoso, me ha regalado tu compañía, no se puede pedir más.
Un día para empezar. Una Boda. Luego viene lo bueno, lo que es solo nuestro. Juntos, sin más, porque queremos.
… así lo veo, lo siento y os lo cuento.
Eva Villamar – maquilladora que escribe
Hermosa mía, gracias infinitas. Tu dulzura, tu cariño, eres sencillamente adorable. Maquillar ese rostro hermoso ha sido un deleite, al igual que ocuparme de tu cabello. Y verte tan feliz, tan radiante. Esa felicidad es el mejor vestido para el día de la Boda. Estabas bellísima. Mil gracias y mil besos (a los dos).
Cuidamos de ellos:
- Míos maquillaje y peinado: Eva Villamar
- Fotografía: Antonio Amboade
- Vestido: Pronovias
- En: Hostal de las Reyes Católicos en Santiago de Compostela
- Con: Si quiero Tulipán