Mara & Iso, dos Almas Gemelas

«En ocasiones la vida puede ser verdaderamente complicada, como una interminable carretera, que se presenta ante nosotros cuesta arriba bajo un sol de justicia. La única manera de conseguir salvar la situación es continuar caminando. Si, en ocasiones la vida nos pone a prueba, no se trata de medir la resistencia de nuestro cuerpo, lo que está en juego es lo que nuestro corazón es capaz de soportar sin caer en el desánimo y darse, finalmente, por vencido.

Es en esos momentos cuando las almas luchadoras son las que pueden atisbar la luz en lo alto de esa carretera empinada. Porque se han estado alimentando de su propia esperanza, han bebido de una ilusión que quería esfumarse por momentos. Almas fuertes. Buscadoras de la verdad, ellas saben que, detrás de toda esa dureza, la vida esconde una hermosura que trasciende nuestras propias y fugaces existencias y, muy en el fondo, saben que terminaran por encontrarla.

Claro que lo saben, no hay truco, no se trata de recorrer más quilómetros, ni de pelear más, se trata de saber que lo más hermoso que esta vida puede ofrecer siempre ha estado ahí, porque lo llevamos dentro. Así que no importa la crudeza del camino, las muchas piedras que habrá que sortear, porque la luz, la grandeza, la verdad, ya están ahí, tan solo hay que darse cuenta. Y ese es el verdadero triunfo, entender que ese amor destinado a darnos la felicidad, ya habita en nuestros corazones, tan solo hay que compartirlo con la persona correcta. Ellos.

En medio de uno de esos caminos, ellos se miraron a los ojos, y no hizo falta más. Ambos se reconocieron sin haberse conocido. Sintieron que habían llegado a su destino, la búsqueda había terminado. Y, simplemente, dejaron de caminar cuesta arriba para sortear las curvas tomados de la mano. Sin miedo. Solo cuando se pierde el miedo se puede encontrar el amor.

Perder el miedo. El miedo a ser visto, a ser reconocido, a ver tu reflejo en los ojos de otro, a descubrir defectos y virtudes, a recordar, a imaginar, a saber esperar, a querer, a ser querido, a perder, a perderlo todo, a perderse de nuevo, más aún. Dejarse llevar, soltar las riendas, permitirle a los sentimientos gobernar. 

Miedo a no respirar, a no poder detener una carcajada, a no querer salir de la cama, miedo a lo que sucederá mañana, no tenerle miedo a nada. Miedo, a dejar siempre abierta la puerta, a confiar a ciegas, a necesitar, a querer ser necesitado. Y el mayor de los temores jamás confesado, el miedo a descubrir que la felicidad existe, y que una deliciosa paz la acompaña, esa paz que llega cuando el corazón sabe que por fin ha llegado a casa.

Si, ellos se encontraron. Nunca es una casualidad, es un fin. Un anhelo común, un destino soñado, un hogar. En medio de un mundo tan grande que nos hace sentir ridículos, sucede el maravilloso milagro de permitir eso, que dos almas valientes se choquen, de frente, para no volver a separarse más, para no permitir que la mayor de las certezas se desvanezca. Sabrán cuidarse, sabrán quererse, sabrán discutir y regresar al abrazo, sabrán hacerlo, porque hace toda una vida que se han estado esperando

Eva VillamarMaquilladora que escribe

 

Ellos son Mara e Iso y, sencillamente, son el uno para el otro. Solo son necesarios unos segundos con ellos para saberlo. Ella ríe relajada, mientras él la observa feliz. Porque los dos son seres felices. No es una cuestión de tener, es una cuestión de ser. Ellos son, así de importante. Y yo, una mujer agradecida, porque es un lujo que personas así se crucen en mi camino y lo hagan además para quedarse. Son personas buenas, amables, generosas, sinceras, luchadoras. Y yo admiro todas esas cualidades, las admiro muchísimo.

Recuerdo el día en el que conocí a Mara y toda la luz que lleva consigo. Recuerdo la prueba de su Vestido. Y, por supuesto, recuerdo su maquillaje y su peinado, por muchas razones. Se que lo pensáis, porque lo es, es una belleza. Pero dejadme que os diga que es mucho más hermosa por dentro. Le sobran cualidades. Su dulzura, su sinceridad, su humildad, sus mil detalles, su alegría inquebrantable, su valor. Es una mujer muy valiente que se aferra a la vida para dibujarla de colores aunque se empeñe en pintarse gris.

Y en pleno 2020, en Santiago de Compostela, primero en A Quinta da Auga, después en los alrededores de la Catedral, en las calles del casco antiguo… las cámaras de Alfonso, Kake y Manuel tomaban buena cuenta de la belleza que se esconde detrás de los sentimientos verdaderos, ganados a pulso. Porque nadie ha dicho que el amor bueno sea fácil, como todo en esta vida requiere de esfuerzo, pero ya os he contado que son dos titanes, capaces de todo para conseguir lo que más quieren y merecen, estar juntos.

Mara, Iso: Gracias infinitas por tanto, siempre. Y digo siempre, pareja, porque estoy segura de que lo vuestro es una Historia para Siempre (y espero seguir ahí para verlo).

Cuidamos de ellos:

Eva Villamar

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