Mi querida Lorena, en el día de su Boda…
Recuerdo, con la misma sorpresa y admiración, la luz de su mirada al sonreír como si fuera ayer, y han pasado ya algunos años desde que maquillé a esta increíble mujer por primera vez. En aquella ocasión, ella era mi modelo. El tiempo pasó y con él la vida. En medio de esa vida se sucederían muchos avatares, de todos los colores, pero tan solo uno de ellos terminaría posado en su dedo en forma de promesa. Un «sí quiero».
Y de mí recibió una respuesta “tengo la fecha ocupada”, en ese momento yo no sabía que era ella. Entonces puso nombre y rostro a su petición: “soy Lorena”. No había ninguna duda, tocaba ajustar tiempos, como fuera. De su cabello se encargaría su peluquera de siempre y la fortuna había querido que mi otra hermosa Novia de ese día celebrase su Boda por la mañana. Sin lugar a dudas, haría lo necesario para maquillarla el día de su Boda. Sencillamente, porque quería estar con ella.
Estar con ella. Mucho más que compartir tiempo o intercambiar palabras. A su lado la vida crece y el tiempo se hace más grande, para dejarle paso a una ilusión que nace impetuosa en un corazón que jamás se rinde. En cada encuentro, con la confianza de aliada y el cariño mutuo de compañero, nos poníamos al día de los mil y un detalles que Lorena estaba organizando. Se había propuesto construir un día mágico y, conociéndola, terminaría por conseguirlo.
Mágico. Porque la vida termina siendo una suma de momentos y está en nuestra mano teñirlos de bonito. Mágico. Porque amar y sentir amor al mismo tiempo, es un milagro que merece ser celebrado por todo lo alto. Mágico. Porque los malos tiempos vienen solos y los buenos reclaman su espacio en la mitad del pecho, en la parte buena del cuerpo, en medio del corazón.
Y los meses iban pasando como hojas de un cuaderno por estrenar. Me enseñaba su vestido y yo caía fascinada. Me hablaba de las ondas que buscaba para su pelo, de su tocado, sus pendientes. Y hablábamos de mi parte, su maquillaje: “quiero verme muy guapa”. Es fácil pensar lo evidente, Lorena es una mujer hermosa, pero yo comprendí sus palabras. Ese día tenía que ser especial, tenía que ser inolvidable. Buscaba, sencillamente, una imagen que contara sin palabras quién era ella, una mujer que rebosa fuerza y sensibilidad a partes iguales. Así quería verse y así quería verla yo, tal y como es.
Potenciamos los ojos al máximo sin ninguna estridencia. Piel trabajada, pulida, con la luz estudiada para resaltar unos pómulos que hablan solos de tan hermosos que son. Una boca con el toque justo de color y muchísimo cariño en cada gesto. Siempre me parece un privilegio colarme en la vida de estas mujeres maravillosas que son mis Novias, en el día más especial de sus vidas. Pero, en este caso, ese privilegio se convertía para mi en un verdadero honor.
El Pazo de Orto lucía sus mejores galas, cada detalle encontraba su lugar y el cielo sonreía cómplice, para ella, para los dos. Habían trabajado tanto para crear este día que se habían ganado a pulso que todo saliese, sencillamente, perfecto.
Llegó la cámara, mejor dicho, las cámaras. Llegaban las fotos y el video, la hora de la verdad estaba más cerca y unos tímidos nervios comenzaban a aletear en la boca de su estómago. Su sueño estaba empezando a hacerse realidad. El maquillaje estaba terminado. El vestido encajaba como un guante. Sus maravillosos zapatos ponían el broche de oro a un look absolutamente perfecto, porque la reflejaba a ella. Y de eso va la cosa, de ser fiel a lo que de verdad te gusta. Y Lorena lo fue, de pies a cabeza.
Nos abrazamos mucho, brindamos, y nos volvimos a abrazar. Me cuesta contener la emoción en momentos así, me cuesta marcharme, aun sabiendo que la dejo en las mejores manos, que se dejará mecer por las risas juguetonas y las lágrimas bonitas. Pero para mí, las horas pasan volando por más que intente detener el tiempo, y siempre me saben a poco. Por eso, cada una de estas fotografías son para mí un tesoro, a través de ellas puedo ver lo que pasó después. La emoción de la Ceremonia, la complicidad de los Novios, la algarabía de los invitados, la decoración maravillosa, y la fiesta. Tengo más imágenes, pero me las guardo, con estas podéis componer su historia. Y esta es una historia de Amor, de esas que terminan como tienen que terminar, por el principio…»y vivieron felices, para siempre”.
Eva Villamar – Maquilladora que escribe
Mi querida Lorena, me faltan las palabras para agradecerte tu confianza absoluta en mi trabajo. Me consta que tuviste esa confianza en todos tos proveedores, sabes delegar, porque sabes elegir, encuentras ese perfecto punto medio entre instinto y cerebro que te conduce siempre a buen puerto. Haber estado a tu lado el día de tu Boda será un recuerdo que jamás olvidaré, pero haberte conocido, ese si es el verdadero regalo. Gracias por Ser. Y gracias por seguir, a mi lado; por mi parte, no me pienso separar. Te adoro.
Cuidamos de ella:
- Maquillaje Novia mío: Eva Villamar
- Peinado Novia: Raquel Abad
- Vestido: Inmaculada García
- Zapatos: Badley Mischka
- Ramo y Decoración: Magnolia Concept
- Fotografía: David de Benito
- Video: Luis de Vázquez
- Oficiante: Luz Verde
- Alianzas: Joyería Suárez
- Música directo Ceremonia: Galiartist
- Música fiesta: Dj Ayman
- Lugar: Pazo de Orto con Josmaga