Sentada frente a mi fiel teclado contemplo las fotografías de una Boda en particular y, he de confesar, que me cuesta contener la emoción, y mucho… Todo comenzó meses atrás con una frase: “Soy Alejandra, la hermana de Antía, creo que mi hermana ya te comentó que me caso”. Durante muchos años una fotografía tomada en la Boda de Antía ha sido la imagen de cabecera de esta mi página web, y aún permanece, así que podéis pasar a verla. Esa imagen en pocos días será sustituida por ella, por su hermana Alejandra, no se me ocurre un relevo mejor. Han pasado años y esa imagen de Antía sigue siendo un referente por el que nuevas mujeres con sus nuevas ilusiones me preguntan y usan como ejemplo. Detrás de ella llegaron sus amigas, compañeras, más mujeres y más ilusiones, gracias a todas. Ahora, para mi grata sorpresa y particular deleite, le tocaba el turno a su preciosa hermana, la gran protagonista de hoy, una mujer risueña, cariñosa y divertida, una mujer increíble, Alejandra. Os prometo que la emoción que siento es inmensa y difícil de transmitir.
Alejandra me contó que le gustaría arreglarse en casa de su hermana Antía, aunque celebraría la fiesta en el Pazo de Villar de Francos. Pocas cosas pueden proporcionarme más alegría que ver a mis Novias convertidas en mujeres felices y en aquella casa, se respiraba felicidad. En una de las paredes del precioso salón colgaba la corona de flores con la que Antía se había casado, mientras la diadema de Alejandra, todavía sin estrenar, esperaba su turno. Momentos así son pruebas de fuego para mi pulso, no habría hecho otra cosa que comerlas a besos, pero tenía que trabajar.
La luz entraba generosa, las risas bailaban en el aire y la mañana avanzaba tranquila. El pequeñuelo de la casa pedía otra vez la misma canción. Mientras terminaba las ondas de Alejandra, Antía llegaba, en realidad Ernes (Greta esto va de Bodas), hacía un rato que estaba tomando fotos y poniéndomelo difícil, siempre lo hace, porque cuando llega, sé que mi novia no podrá parar de reír, la calma que yo he estado tratando de mantener se va al traste. Es imposible hacer labios perfectos, pero siempre son labios felices.
Llegaron las amigas de esta hermosa Novia y, entre ellas, Ana. Tres novias mías en una habitación, ¡qué inmenso privilegio! Más alegrías, tacones que no molestan porque un día es un día, vestidos contentos por salir de casa, y muchas, muchas ganas de fiesta.
Y en medio de aquel ambiente tan especial, mis instantes al lado de Alejandra habían terminado, había llegado el momento de acudir a su lado, a fin de cuentas, Él, vestido y nervioso, llevaba tiempo queriendo verla. Llegaba el tiempo de verdad, empezaba la Boda. Por eso ahora, voy a dejarle al corazón que tome las riendas de este pequeño cuento, igual que entonces, recogeré mis pinceles y mis cepillos para no molestar. Porque quiero abrirle la puerta al romanticismo, el verdadero motivo que se esconde detrás de todo lo bello que hay en esta vida. Es el momento de darle paso al amor.
“…Se me enreda el pelo entre tus dedos, le gusta vivir así, le gusta jugar. Juegas con mis labios cuando están cerrados por las pocas ganas de hablar, a veces el mundo me enfada y prefiero callarme; entonces llegas tú y me besas, y la risa se desata como un río de cascabeles, porque ya no la puedo parar. Y entiendo que esa es la forma que has encontrado de curar mis heridas, y me siento bien. Me subo a tus pies para caminar tus pasos, para bailar a tu ritmo, o eres tú el que bailas al mío, no importa, no importa porque el ritmo es el mismo. Hace tiempo descubrimos nuestra canción, y no estaba sonando música alguna, tan solo una melodía privada que nacía de nuestro corazón. Porque solo tú has visto de verdad este corazón rendido, que lejos de sentirse frágil se ha fortalecido, al ser descubierto, al ser comprendido.
Entiendo el amor. Lo entiendo porque quiero darte todo, todos los días, y no me importa lo que reciba. Y lo más hermoso es que tú entiendes igual. Así que nos intercambiamos la vida entre caricias, sueños y lágrimas, pesares y alegrías, a partes iguales, sin medirlo, sin pedirlo, porque es lo natural. Natural es dejarse querer sin miedo, natural es entregarte todo lo que tengo, contarte todo lo que pienso, porque eres mi amigo, mi amante, mi compañero. En ocasiones me sobrepasa la emoción, pensando en la fortuna de habernos mirado, al mismo tiempo, en el mismo lugar. ¿Qué habría sido de mi vida sin ti? en algún rincón de mi pecho habría sentido tu hueco, el hueco creado especialmente para tu piel, para tu alma, para tu cuerpo, para tu respiración. Por eso estoy segura de que seguiría esperando, hasta que llegara el día en el que te viese aparecer, como la luz de la mañana, como un río al tocar el mar, como todo lo que tiene que pasar. Somos una verdad. Y hoy, y siempre, y más si se puede, yo quiero quedarme a tu lado, hasta que el tiempo se pierda en el olvido e incluso más, porque estoy segura, de que en cualquier tiempo y en cualquier lugar, tú y yo, nos volveríamos a encontrar…”
Y después del amor, siempre viene la fiesta, porque verdades así de rotundas tienen que ser celebradas hasta que el cuerpo aguante, hasta que el alma se canse de gritar su inmensa felicidad. La fiesta de Alejandra y Alberto, fue algo así:
Eva Villamar – maquilladora que escribe
Gracias Alejandra, gracias una y mil veces por este regalo, te prometo que atesoro cada momento con un cariño infinito. Teneros a las dos, juntas, es indescriptible. En muchas ocasiones me he referido a Antía como “mi embajadora”, ahora te toca a ti. Espero haber podido haber conseguido hacer realidad lo que querías, a tenor de las imágenes que no me canso de ver, me quedo con la hermosa certeza de saber que tuviste una Boda más que feliz. Pues ahora toca disfrutarlo. Gracias infinitas princesa.
Cuidamos de ella:
Maquillaje y peinado míos: Eva Villamar
Fotografía: Greta esto va de Bodas
Diadema: BdBlanche
Vestido: Su modista (y las ideas de Alejandra)
Ramo: La Petit arte floral
Lugar: Pazo de Villar de Francos