Rosa Cedrón

Corría el año 1999, el temido por unos y esperado por otros cambio de milenio llamaba a la puerta, entre una mezcla de incertidumbre e ilusión desconocida. Una nueva era amenazaba con ganas de revolver nuestras vidas, era necesaria una gran celebración. El 31 de julio de ese mismo año, más de 150.000 personas (según otras fuentes llegaron a las 170.000), se congregaron en la playa de Santa Cristina, en Coruña, para celebrar la vida poniendo de fondo la mejor banda sonora posible. Abrieron ellos, Luar na Lubre, el violín de Javier Cedrón servía de entrada para ella, magnífica, serena, espléndida, para ella y su voz. Una sola nota y la memoria la reconoce al instante, tales su calidez y originalidad. Ella, con la capacidad de convertir en mágico lo cotidiano y en inolvidable lo banal. “Chove en Santiago” sonaba y nadie de los allí presentes olvidaría jamás aquel momento histórico, nadie que escuche cantar a esta mujer puede olvidarla (https://www.youtube.com/watch?v=8qc9EPnCzfk). Con ustedes, la maravillosa Rosa Cedrón.

Si cierro los ojos mi memoria me lleva de regreso a noches de verano en las que su voz conseguía trasladarme en el tiempo y el espacio. Un sonido único, venido de lugares en los que la música va unida a la emoción. Y cuando la conoces, a ella, lo entiendes, porque es como su voz o, mejor dicho, su voz es como ella. El tiempo ha pasado y esa voz magnífica ha ganado en madurez y en matices. Tiene mucho que contar, por eso sus pies y sus maletas jamás se detienen.

Y es su voz, pero también es su chelo, cuando lo toca, ese impresionante instrumento parece volverse pequeño, rendirse a sus pies y dejarse hacer, sabedor del resultado. La melancolía y la gravedad de un sonido capaz de acariciar el alma. Sus majestuosas manos, parecen haber sido creadas para manejarlo con una soltura que de tan sorprendente se vuelve natural.

Manos inquietas, sabedoras de lo mucho que les queda por contar. Porque entre la voz y el instrumento ha nacido un modo más, otro lenguaje, la pintura. Era algo natural. Cuando la creatividad es la dueña del pensamiento busca incansable nuevas formas de comunicarse. Sus acuarelas son una sorpresa para la vista, el resultado inesperado y magnífico de un gesto casi automático, pura expresividad, puro colorido, puro Arte. Un verdadero regalo.

Mientras sus cuencos evocan notas sanadoras en su estudio, Rosa se deja mecer por el tiempo con la confianza de saber que se dirige hacia su destino, porque cada paso importa, porque cada momento es un milagro. Su vida es ya una lista interminable de momentos increíbles, pero yo no pretendo contar su biografía, solo hablaros un poco de ella, desde la perspectiva de la más absoluta admiración. Y desde el respeto, un respeto que nace de ver la forma tan natural y sencilla con la que lleva ese gran don que es su voz.

Y es entonces cuando se encienden las luces del escenario, su esbelta figura se levanta de entre los mortales con porte señorial, una melena infinita, sus pies descalzos, parece una criatura de otro mundo, un mundo en el que la belleza es natural, y hay sitio para la magia más pura y las emociones más nobles. Basta con cerrar los ojos, dejarse llevar, para no volver a olvidar ese delicioso sonido. Ella es, sencillamente, maravillosa.

Eva Villamar – Maquilladora que escribe.

PD. Rosa y yo hablamos sobre estas fotos, sobre lo que quería contar en ellas, sencillamente, quería contar su verdad. Un maquillaje sin artificios, que mostrara su espléndida y natural madurez, peinados despeinados, en definitiva, un día en su estudio, entre música y pinceles. Su verdad, sin más. Gracias Rosa, por cada minuto compartido, por el placer de escucharte, en la más absoluta cercanía. Pero, sobre todo, por el honor de conocerte, de conocer a una mujer que ya es, sin la más mínima duda, una leyenda de la música gallega en el mundo. Y es que la vida jamás deja de sorprenderte. Todo un lujo.

Fotografías y edición: Marcos Moure / Maquillaje, peinado y texto míos: Eva Villamar

Eva Villamar

1 comentario en “Rosa Cedrón”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *