Una hermosa Boda para una hermosa Novia, Stéfani

Todo comenzó con una mirada, seguida de una ilusión, atada a un sueño. Un anillo que se convertía en promesa. Una corona en «algo prestado». Un vestido, una sonrisa, nervios. Una mañana de septiembre, ellas, de nuevo, abriendo la puerta a la vida. Saben hacerlo, muy bien…

«… Confiar. En ti. En mí.

Confío y cierro los ojos, tu mano guía mis pasos y no necesito mirar. Me dejo mecer por el murmullo de tus palabras en mi nuca, por el tacto de tu mano tomando la mía. Delicioso abandono. Me dejo mecer.

Confío y siento tu piel como si fuera mía, siento y sufro tu dolor, siento y río tu alegría. Y la comunión cobra vida, y el miedo no tiene sitio, entre los dos.

Confío y le cuento a la vida que no me importa el tiempo, porque en el fondo es cierto, sabes convertir los segundos en instantes eternos. Un sencillo instante es un acontecimiento. Los días se van convirtiendo en cómplices secretos de nuestros sentimientos.

Confío y miro hacia delante, hacia ese sendero que se dibuja a nuestros pies. Es nuevo, es distinto, desconocido, incierto, pero es tuyo y mío y eso lo vuelve verdadero.

Confío y me lanzo al vacío, acogida por tu abrazo infinito, mecida por tus palabras susurradas al viento, mientras olvido de dónde vengo, quién soy, y tan solo recuerdo lo que siento. Lo que siento. Por ti. Lo que soy es lo que siento.

Confío y me arrepiento, de no tener más vidas en este universo, para compartir contigo más momentos, para soñar despiertos, para perder las prisas y reírnos lento, para amarnos con la seguridad de sabernos ciertos.

Si, confío y quiero, a ti, quiero lo nuestro, hoy, mañana y hacia donde quiera que vaya el tiempo. Te tomaré de la mano y seguiré tus pasos, porque son los míos, los nuestros. Porque ya no puedo recordar un instante sin ti, porque ya no quiero mirar y no verte, porque ya no puedo vivir sin tenerte. Porque tú me quieres tanto como yo te quiero.

Eva Villamar – Maquilladora que escribe

En 2020 se casaba su hermana, Catherina (su Boda), y tuve el privilegio de maquillarla y peinarla, coronando su recogido con la misma tiara que lleva puesta ella, Stéfani. En la misma casa, estas mujeres que son todo vitalidad, me recibían de nuevo. Y se repetían escenas y eran diferentes al mismo tiempo. Para mi fortuna ya he vivido situaciones así, una hermana pequeña después de que la mayor haya pasado por mis manos y mi memoria. Mi corazón se emociona, inevitablemente, y se desborda de gratitud y cariño.

En esta mañana Stéfani llevó puesta su hermosa sonrisa, su increíble mirada que nada tiene que ver con el color de sus ojos, sino con esa inquebrantable pasión por la vida que hace que nada pueda con ella. Su pelo ondulado y suelto, luz para su maquillaje y su ilusión, a raudales. Gracias, a ti, hermosa mujer, a tu hermana, a tu madre, las tres, vuestra confianza es un tesoro. Sois magníficas y os adoro.

Cuidamos de ella:

Eva Villamar

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